jueves, 4 de febrero de 2016

Victoria.

No es por mi fuerza... JEHOVA SAMA.

 El día 3 de febrero tuve un juicio... La persona que me denunció ni siquiera apareció.
 Dios es bueno.
 Me absolvieron.
 Dios es justo, él no permite que nadie toque a la niña de sus ojos.
 Me preparé para defenderme de las mentiras de las que se me acusaba, pero mientras esperábamos mi abogado me dijo: A lo mejor te ponen una multita y yo pensé: No, me absolverán.
 Dios es justo.
 Dios es fiel.
 Después me acerqué a una señorita que estaba ahí que minutos antes estuvo hablando con mi abogado para felicitarla por su nombre: Se llamaba Victoria.
 Ésa mañana mi oración fue: Padre, hoy quiero que averguences a tus enemigos.
 Un Pastor me llamó y me dijo unas palabras poderosas antes de salir de casa (Deuteronomio 11:8-15), así que me preparé, me vestí como lo que soy: Una reina, me ungí con aceite, oré con mi madre... Sentí que Dios quería que me apartara para que él me demostrara su poder.
 No tuve ni que malgastar mi preciosa saliva.
 Me encontré con alguien del pasado, vi unas cuántas caras que me inspiraron a creer en el justo juicio de Dios.
  Le dije a mi abogado: Me gusta su sotana (Refiréndome a su toga) y él me respondió: Es una toga.
 Le digo: Bueno, se supone que los dos defienden la justicia.
 Nos reímos... ¡Riéndome con mi abogado antes de entrar a juicio!.
 Dios me permitió divertirme, descansar en él.


 ¿Has visto algún vez a alguien intentar  atrapar al cachorro de un león?... No te metas con un hijo de Dios.


El León de Juda es defensor de su Pueblo.

 "Entonces dirá el hombre: Ciertamente hay galardón para el justo; Ciertamente hay Dios que juzga en la tierra". Salmos 58:11.

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