jueves, 18 de febrero de 2016

Dios me liberó de la pornografía.


 "Y dondequiera que entraba, en aldeas, ciudades o campos, ponían en las calles a los que estaban enfermos, y le rogaban que les dejase tocar siquiera el borde de su manto; y todos los que le tocaban quedaban sanos". San Marcos 6:56.

 No voy a avergonzarme de todo lo que Dios ha hecho y hará en mi vida. Aveces pensamos que sólamente los hombres se enganchan a la pornografía. Pero, no es así.
 Durante mi adolescencia tuve contacto con ésa basura porque alguien en mi casa permitió que entrara al hogar.
 Y eso me contaminó.
 Al ir creciendo, mi vida sexual era muy desordenada y arrastraba cosas por el pasado.
 No temo decir que la pornografía es una basura, una plaga que destroza familias, hombres, mujeres y niños alrededor del mundo.
 Hoy estuve en una tienda donde se venden distintos artículos, pero lo malo es que en una de las esquinas al fondo había una sección para la pornografía.
 Le dije a la dependienta que quitaran esa basura de ahi y su respuesta fue: "Es que hay gente que lo quiere, sobre todo los mayores".
 Creo sinceramente que se debe proteger a la infancia, protegiendo también a los mayores.
 Porque muchos niños y adolescentes de hoy viven una vida sexual desordenada porque alguien les presentó esa alternativa.
 Pero hoy vengo a decir en voz alta que sólo Cristo sana.
 Sólo él puede restaurar las vidas.
 Sólo él puede quitar el pecado.
 Sólo él puede limpiarnos desde el interior.
 Hoy ya no veo pornografía, soy feliz, permitiéndole a Dios que ordene mi vida sexual.
 Esta es una de mis oraciones:
 "Padre te entrego mi vida sexual en en Nombre de Jesús. Amén".
 Y yo sé que mi Padre tiene control sobre mí y todo está bajo su control.
 Con la pornografía las personas contribuyen con la esclavitud sexual, violaciones, machismo, abusos sexuales, separaciones, divorcios...
 Para poder sanar tantas heridas es necesario sólamente la ayuda soberana de Dios.
 Gloria a mi Cristo Jesús.

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