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 "No es que busque dádivas, sino que busco fruto que abunde en vuestra cuenta". Filipenses 4:17.

 La última vez que estuve ingresada en el psiquiátrico en el hospital de Alcorcón, conocí personas maravillosas, preciosas, tesoros especiales.
 La verdad es que para mí fue un paseo porque tenía la fe, la certeza de que Dios estaba ahí de la mano conmigo y pensé saldré enseguida.
 Y la verdad es que a los dos días, salí.
 Lo mejor es que para los que creen en Dios todo es para bien, para cosas grandes.
 Observando a las personas, pude entender más profundamente los miedos de las personas, sus inquietudes, sus frustraciones, lo poco que un ser humano se valora a sí mismo.
 Cada persona con un anhelo, pero todos sin saber que cada uno es especial, un tesoro para Dios.
 Sin importar como tú te veas, sin importar tus miedos, sin importar tus frustraciones, sin importar absolutamente nada, tú eres especial para Dios.
 Nunca habrá nadie como tu, jamás se podrá hacer una copia idéntica de ti.
 Ni siquiera los gemelos idénticos piensan, hablan, sueñan igual.
 Eres tan especial que Dios se tomó su tiempo para invertirlo en crearte, sólamente a ti.
 Pero, ¿porqué al ser humano nos cuesta tanto entender este amor que sobrepasa todo entendimiento?.
 ¿Porqué nos dejamos lastimar el corazón?.
 ¿Qué importa lo que pasó en el pasado, si el presente es maravilloso y lo por venir mucho mejor y más hermoso?.
 No te quedes estancado en el pasado.
 Dicen que en el pasado no hay nada que conquistar y así es.
 ¡Lo mejor está por llegar!.
 ¡DESPIERTA CORAZÓN!.

 "Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús". Filipenses 4:7